Crónica de un concierto anunciado (II)

Amantes de la salsa (y gente que llegó por casualidad a este humilde blog, jajaaja, MusicBlog, blog pobre pero honrado, ah no ese es el Hocicón, ¿No?) ya no hace falta que esperen más, hoy (por fin) WonderMeli y Germán (o sea yo) continuaremos nuestro recuento del estupendo concierto de Niche en el María Angola, el pasado 31 de Octubre.

Aclaración: Meli: párrafos cólor negro; Germán: color azul.

Niche hizo su aparición al promediar la medianoche. Al ritmo de “Entrega”, la gente no pudo aguantarse y coreó toda la letra, tanto que hasta se le adelantaron al cantante. Éste, al ver que medio Lima se sabía la canción enterita (menos Germán, seguimos con el maleteo), no le quedó otra que dirigir el micrófono al público, secarse las lágrimas y dejarse llevar por el mar de emociones.

Luego continuaron con “Ana Milé”, un himno social, y “Poquita cosa”, uno de sus últimos éxitos. Algunos, que cantaba a viva voz, se movieron a ocupar los asientos más cercanos y vacíos para poder tomar fotos y grabar en vídeo. Nosotros al toque seguimos la iniciativa y nos pusimos en la baranda que divide al VIP del SUPER-VIP, ¡y logramos tomar unas fotos geniales! Además, por ahí vi a Sandra Plevisani (ni idea de quién es, WonderMeli es como Magaly, se conoce a todos los de la farándula, un poco más y hasta al que limpia los carros), la de Dulces Secretos, de Plus TV. Parece que no era muy fan del grupo porque después de un par de canciones le pidió a su esposo Ugo (otro X para mí), que sí estaba pegadazo, que se fueran. Uy, ¡de la que se perdieron! (Seguro se irían a hacer otras “cosas”, pues Meli, jajaa).

La cuestión es que adelante nadie se aguantó las ganas y la gente toneó hasta decir basta, incluso algunos, con sus vasazos de “Brahma, te cambia la vida”, como la pareja 40 y 20 que estaba delante de nosotros. Caso rarazo: ella ponía la chela y él borracho y tiísimo, sólo cantaba, bailaba y paleteaba. Échale, échale, échale!!!

Las canciones siguieron, las ganas de bailar también, hasta que llegó el top de los tops: “Cali Pachanguero”. Ahí ya no aguanté más, me remangué las mangas, me subí a la baranda y le grité al cantante, el gemelo no reconocido de Michael Clark Duncan: ¡Azótame! Bueno, dejando el sueño de lado, la verdad es que adoré esa canción más que ninguna otra, porque me recuerda el segundo grado de primaria, mis amigos de entonces, mon petit petit ami, mi familia, y mis sueños de escolar. Sí, sí, ya sé: Meli, deja la nostalgia provinciana para otro post. ¡Es que yo quiero el shampoo que el está usando!

Acto seguido otra de las canciones más populares: “Me sabe a Perú”. La verdad, mientras el público casi en su totalidad (ya saben quién es la excepción, no les digo???) cantó ese himno salsero y gritó “Chimpún Callao”, noté que ya casi no se sentía la diferencia entre una sección y otra, ni entre una clase y otra: todos querían su algarrobina, de esas que saben pero a bien limeña y pedían su anticucho y que lo sirva una linda limeña… ¡Que huela a Perú! Y por supuesto que nos sepa a Perú.

Creo que Niche es uno de los poquísimos grupos que le ha dedicado una canción al país que lo recibió desde siempre con todo el cariño del mundo, y a ningún otro le ha dedicado una cancioncita igual (salvo a su Cali, su natal).

Después hicieron la clásica finta de que ya se iban y por un minuto y viendo la hora pensábamos que así era. Pero no, volvieron por un pedido musical. No, no era el “no le pegue a la negra” que pedía Germán (sigue difamándome? No hay derecho...). Luego de explicarle que esa canción la cantaba Joe Arroyo, y prometerle que si algún día viene a dar concierto le acompañaré y los presentaré (chasa con la Meli, tenía sus contactos), el grupo colombiano volvió a sus puestos con “Cómo podré disimular” ¿No es lo máx esa canción? Sobre todo cuando dicen esa frase muy cierta: “De tantas que pasaron por mi vida, fuiste tú quien conmigo acabó…”.

Y se acabó, muchísimas gracias. Y mientras el cantante dejaba el micro en su sitio, los chicos de la orquesta ya tenían los instrumentos guardados, y el otro ya había parado el taxi en la puerta. 7 lucas dice, ¿habla, vas?

¡No era la voz ah! Yo me quedé con las ganas… ¡de seguir cantando! Y ya que tú tienes muchas ganas no te quedes con las ganas, no te quedes con las ganas de seguir, por poco y no la sigo en el American Latin, donde iban a tener otro concierto. Damn it, ¡Quiero más! Pero claro, ¡si Beethoven fue salsero! (¿Sí o no Johnny Rojas?)

Este fue el recuento de un concierto maravilloso…

Espero hayan disfrutado esta crónica a duo (y en 2 partes), próximamente (si logramos ponernos de acuerdo) más colaboraciones compartidas...

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